1. Simplicidad: Menos, es más. Un logo no es una imagen que deba describir cada servicio de tu negocio entre menos elementos gráficos contenga mayor será el reconocimiento en la mente del consumidor.

2. Representatividad: Un logotipo debe ser fiel a la esencia, personalidad y a la identidad de la marca que representa. Debe ser la síntesis de una marca, pero no de lo que hace necesariamente.

3. Escalabilidad: Debe ser reproducible a diferentes escalas: desde el tamaño más pequeño como para una tarjeta de presentación o una pequeña etiqueta, hasta plasmarlo en un espectacular de algún bulevar principal; siempre sin perder su legibilidad en cualquiera de sus tamaños a plasmar.

4. Pregnancia: Es la capacidad que poseen las formas visuales para llamar la atención del observador y poder ser recordada fácilmente, la cual es caracterizada por la simplicidad estructural, siendo la forma que predomina.

5. Originalidad: La originalidad es la llave del éxito, esto hará que te destaques del resto. Además de esto dependerá que el público te recuerde y te diferencie ante la competencia siendo memorable en la mente de las personas.

6. Durabilidad: Si cada tres o cinco años tienes que estar cambiando tu logo porque se ve “viejo”, tienes un problema. Un logotipo debe ser vigente aun cuando haya pasado el último trend. No debes permitir que tu logo caduque cada cierto tiempo.

7. Relevancia: Es importante saber a qué segmento de mercado te diriges, para poder diseñar bien el logo con el que vas a representar e identificar tu marca, no sea que diseñes un logo para una empresa que imparte cursos y talleres motivacionales que se asocie con una guardería.

No debes de perder de vista los puntos mencionados anteriormente para que puedas lograr la mejor conexión y el mayor reconocimiento de tu marca a través de tu logotipo.