Expresar la intención: No hablar por hablar, siempre meditar y tener en claro qué es lo que quieres decir y el motivo por el cual lo vas a decir para llegar a un punto en concreto, si no es así el objetivo se perderá al igual que el emisor y receptor.

Ser claro y preciso: Si el mensaje es claro el receptor tendrá claro el objetivo y para esto se necesita modular ciertas características a la hora de hablar con uno o varios emisores, como lo son:

• La velocidad y tono al hablar: Hablar muy rápido o muy bajo puede hacer que el receptor pierda o entienda mal una parte del discurso, al igual que si haces mucho énfasis en alguna parte puedes dar ideas equivocadas sobre el mensaje.
• Las palabras: siempre se debe tomar en cuanta la audiencia a la cual se debe trasmitir el mensaje, si la audiencia es de primaria no se debe utilizar palabras muy técnicas o rebuscadas, pero si al contrario los receptores son personas que saben del tema se debe hacer uso de un lenguaje más académico o técnico el cual tiene palabras más complejas, pero más asertivas.
• Lenguaje corporal: si tu mensaje es claro y conciso pero tu lenguaje corporal es mediocre tu mensaje no será tan eficiente, se debe de tener una postura recta y segura acerca de lo que estás hablando, recuerda que tus manos son un complemento que ayudará a reforzar tu mensaje y tus expresiones faciales a reafirmarlas.
• Conocer a tu receptor: si tienes claro que es lo que espera tendrás más oportunidades de hacer énfasis en sus necesidades, dando oportunidades de presentarte a ti (o lo que sea que quieras vender) como la mejor opción y presentar formatos, textos o situaciones que capten su atención para comunicar efectivamente tu mensaje.
• Saber escuchar y observar: Conocer al interlocutor en términos de sus características, cultura, tipo de liderazgo, estilo de pensamiento, entre otras, ayuda mucho para qué la persona que emite el mensaje pueda diseñar la mejor forma de transmitir su mensaje ya sea este, escrito, verbal o por medio de ayudas visuales.